martes, 23 de julio de 2019

UN HOMBRE CABAL

Foto Aion Sur.


Hoy, martes 23 de julio, hemos despedido a un amigo que nos ha dejado para partir a un mundo mejor donde estoy segura que lo estaban esperando con los brazos abiertos. 

No puedo recordar en la fecha que lo conocí, en cambio, sí recuerdo el mostrador de su tienda cuando era regentada por su suegro Antonio Soria y el hermano de éste, Pepe. 

En casa, Modas Soria, era el comercio que nos abastecía de prendas con una calidad evidente y un trato más que cordial. Mi madre nos llevaba a mi hermano mayor y a mí a la tienda de Soria y allí nos equipaba cada vez que comenzaba una nueva temporada. 

No se me puede olvidar, sería en los años setenta, cuando por primera vez tuvimos la suerte de vestir uno de los famosos polos de Fred Perry con su emblemática corona de laurel bordada. Fue Manolo Rosado quien convenció a mi madre para que adquiriera aquellas ropa porque -aunque el precio era elevado en comparación con otras prendas parecida- la calidad y el estilo estaban asegurados. 

Así comienza mi recuerdo que ha ido creciendo con el tiempo y así nació un lazo comercial y personal que podría ser la envidia de muchos. 

De Rosado se pueden contar muchas cosas y todas buenas, pero no voy a enumerarlas, toda persona que ha tenido la suerte de conocerlo lo sabe. Hombre cabal donde los haya, buen comerciante, atento, afectuoso, cercano y elegante en sus formas y cómo no en su vestimenta. Ha sido todo un placer cada vez que hemos entrado en su negocio. La compra siempre ha sido la más acertada y sus recomendaciones han acabado de convencernos a la hora de adquirir una prenda. 

Los primeros vaqueros Liberto, Levis de nuestra adolescencia. Las prendas Lacoste, la ropa de mujer que destacaba por su originalidad y elegancia, las prendas de abrigo, la camisería, los complementos… Los trajes de los hombres de la casa para mi boda, el traje de novio de mi hermano o el traje de mi marido para la primera comunión de su hijo. El primer traje de chaqueta de mi hijo… 
Toda una vida y en todas las buenas ocasiones ha estado presente nuestro amigo. 

Ha sido todo un ejemplo de lucha cuando una canalla enfermedad le hizo una visita, quiso desde el primer momento “coger al toro por lo cuernos” y venció más de una vez. Siendo un buen consejero de esperanzas para otros que tuvieron las misma suerte. Pero la dolorosa pérdida de su querida mujer lo hizo débil e inseguro y entonces poco a poco fue “tirando la toalla” 

Hoy al pasar por su tienda camino de la iglesia, la tristeza se ha apoderado de mí, va a ser difícil visitar ese comercio sabiendo que el alma mater ya no está entre nosotros. 

Carlota e Isabel, sus hijas, heredan un legado lleno de sentimientos y afectos. Será muy duro para ellas emprender ese camino que un día marcaron sus padres. No dudéis que el mismo cariño que se le ha tenido a él, lo vais a tener de vuestros clientes de siempre y habrá momentos donde lo recordaremos con alegría, para eso habrá que dejar pasar el tiempo. 

Mientras, recordaré sus recomendaciones para “cuidar” las prendas como él decía y diré: “Mejor tener una prenda buena que diez malas”

Descansa en paz, Manolo, tus amigos ya te echamos de menos.

miércoles, 17 de julio de 2019

LOS ABRAZOS RECIBIDOS



Quizá escriba por un recuerdo o por una necesidad de evocar esos tiempos que marcharon para no verlos nunca jamás.

Ya pasado el día de la Virgen del Carmen, siento que mis sentimientos están encontrados con el pasado y con el insensato presente que se descubre cada día más opuesto y diferente.
Me diréis que ya empiezo con mi nostalgia a reivindicar un tiempo que era mejor y me niego rotundamente a que creaís que es así.
No era un tiempo mejor, era un tiempo distinto y no sé, si por vivirlo con bastantes menos años fue mejor. Pero sí fue una época más verdadera.

Durante los días de la Novena a la Virgen del Carmen que se ha celebrado en la Parroquia de Nuestra Señora de la Victoria, he visto la mitad de la iglesia vacía. 
En los cultos cada vez se ven menos feligreses y devotos, los tiempos están cambiando y la iglesia no va a quedarse atrás en sufrirlo. No voy a analizar los motivos por los que todo esto está cambiando, quizás en otro momento sería bueno estudiarlo.

Me quiero referir a los recuerdos que me han traído este día. Un día caluroso de julio que siempre amanecía con alegría, donde había que felicitar a las Carmen que tuviésemos cerca.  A la madre, a la tía, a la vecina, a la amiga que se conformaba con recibir una tarjeta dedicada. Ese día donde un vaso de gaseosa era más que suficiente para sentirse invitada por la anfitriona.

Por la tarde todos a la iglesia para celebrar el día. Una multitud de personas acomodándose en las bancas, con batas frescas y numerosos coloridos, con aquel peculiar olor a colonia Heno de Pravia y Álvarez Gómez, o el intenso olor a Varón Dandy que desprendían la mayoría de los hombres. 

El sofocante calor, que era aplacado con abanicos de colores, los que cada vez que se abrían  sus varillas de caña o de bambú, desataban un peculiar sonido que se repetía una y otra vez. 

El Rosario, los cantos, los rezos, la Comunión y los abrazos recibidos de conocidos a la hora de salir de la iglesia. 

Después en la calle, los pequeños con carreras y juegos emprendíamos una tarde jubilosa de verano y los mayores detenidos en el porche de la iglesia con saludos y despedidas que se hacían más largas de la cuenta. 

De todo eso no he visto nada durante estos días, no es que sea nostalgia, es que los días cada vez son más diferentes.  

EL QUE NOS ABRIGARÁ EL CORAZÓN

  Hace unos días paseando pensaba en lo diferente que son estos días a los de otros años. La felicidad que se siente, en estas fechas previa...