jueves, 18 de junio de 2020

LA HISTORIA SE PUEDE REPETIR




Otro día que pasa y el sol que entra en el zaguán, me recuerda que ya se va acercando el anuncio de otro espacioso y abrasador verano más. Todo ha cambiado, desde los temas de conversación con los vecinos del barrio, hasta la forma de comportarnos. Veo tanta conciencia en los mayores y tan poca en los jóvenes.  Yo entiendo que han sido unos meses duros y que estamos hartos de esta situación, pero, no hemos aprendido la lección. 

Hace unos días, leí en un artículo que hablaba de una pandemia de gripe en 1918, también conocida como la "gripe española" que duró más de dos años. Se consideró como la más devastadora que se había conocido. Hubo tres oleadas virales claramente distinguibles entre enero de 1918 y junio de 1919. 

Cuando se inició el primer brote, las autoridades decidieron confinar a la población para evitar que crecieran los contagios. Tan duro fue el aislamiento que una vez que los ciudadanos pudieron salir a las calles, no fueron capaces de tomar medidas de prevención y las reuniones, abrazos y besos fueron tonificantes para celebrar que se salía de aquel encierro. Pronto los rebrotes se hicieron presente y de nuevo, todos los paises sufrieron de otra oleada de contagios y así hasta una tercer repunte catastrófico. 

No quiero ser pesimista, ni quiero alarmar a nadie, pero sí me gustaría que dierais a conocer este capítulo de la historia que se llevó a más de 50 millones de personas en todo el mundo y una cifra inmensa de contagiados. La historia se puede repetir y entre todos podríamos evitar que si viniese otra oleada de contagios, no se llevara por delante a tantas personas. Y no pienses que el virus se ha ido, esa Covid-19 le ha cogido gusto a quedarse entre nosotros.

domingo, 10 de mayo de 2020

UN BESO VERDADERO



Desde que las autoridades dieran  permiso para que los niños pudieran salir de 12 a 5 de la tarde. Se ven a muchos pequeños que pasean en compañía de sus padres y visitan desde la acera a sus familias.

Hace unos días, iba detrás de una madre que llevaba de la mano a su hijo, tendría unos tres años más o menos. Llevábamos la misma dirección y durante ese transcurso de tiempo vi, que el niño, mientras andaba ofrecía pequeños saltos que descomponían el compás de los pasos que daba junto a su madre.
Cruzaron la calle y una vez que estaba en la acera, oí que le decía su madre: “recuerda todo lo que te he dicho” y el pequeño se soltó de la mano corriendo, la impaciencia y alegría,  no lo dejaban nivelar sus pisadas y mezclaba su caminar con una justificada carrera. 

En una casa lo esperaban sus abuelos que, aguantado la emoción, intentaban recordarle que no se podía acercar a ellos. No hizo falta muchas recomendaciones, la criatura se quedó parado en la acera distante a sus abuelos y les enumeraba de carrerilla lo que no debía hacer. 
Al mismo tiempo que veía esa estremecedora escena, pasaba por la casa de mi hermano y me quedaba con la pena de no poder entrar para ver a mis sobrinos.

Hoy, como en estos últimos días hemos recibido la visita deseada de ellos, se hace muy extraño no poder abrazarlos, no zamparle un beso de esos que son tan verdaderos y legítimos como los días que amanecen con el cielo raso de un azul luminoso. 
Mis sentimientos cautivos echan de menos no poder compartir conversaciones alegres y sinceras, junto a una merienda que se convierte en una pequeña fiesta, donde no habita el sonido de la televisión ni la radio, sólo se alojan sus  carcajadas una y otra vez. 




viernes, 3 de abril de 2020

VIERNES DE DOLORES



No quiero desviarme siquiera una línea, porque aquí está el secreto de que estés,  sin estarlo. 

El año pasado no tuve valor de felicitarte, pero aunque siga débil en esta decisión, me armo de valentía para escribir lo que hubiese sido hoy tú día.

No había un año que no nos dijera con un mes antes que se iba acercando el día de tu onomástica, con la misma ilusión de un pequeño esperando el día de los Reyes Magos aguardabas con impaciencia. Daba igual lo que te regalaran, lo que te gustaba era ver cualquier cosa envuelta en papel de regalo.

La de veces en forma de juego que te decía que no había tenido tiempo para buscarte un regalo y me mirabas sabiendo que no era cierto lo que te decía. No era el regalo en sí lo que te gustaba, sino la grandeza de una demostración de cariño.

Viernes de Dolores, ese era tu día, te daba igual que ese día lo hubiesen cambiado de fecha, lo ibas a seguir celebrando en primavera, justo una semana antes que tu nombre estuviera en los labios de mucha gente al ver pasar la Virgen. 

Desde esta mañana, no paro de pensar en tu cara de impaciencia que tendrías al darte los buenos días, y como esperarías la hora de la merienda, mirando el reloj una hora detrás de otra, para que toda tu familia entre torrijas y pestiños celebrara contigo lo que tanto te gustaba.

Hoy es tú día, madre. Qué bonito día para recordarte 


Pd.- Utilizo esta foto, porque era la que más le gustaba 

jueves, 2 de abril de 2020

¿JUEVES?



Dicen que hoy es jueves, qué más da si jueves, viernes o lunes. Todos los días están siendo lo mismo. La misma rutina, la misma inquietud y la misma situación. Dicen que Sevilla y su provincia están dando ejemplar comportamiento ante la crisis del COV-19 y me siento orgullosa de eso, aunque todavía haya algunos desaprensivos que no se enteran,  

Dónde está la primavera que tantas veces soñamos, a la que esperamos impaciente. Creo que está todos los días, a las ocho de la tarde cuando salimos a nuestros balcones y terrazas para aplaudir a esos sanitarios que tanto esfuerzo están haciendo. Se ve cuando abres la aplicación de tu entidad bancaria y haces una transferencia para que llegue a las Hermandades y consigan aliviar un poco la escasez de material para nuestro vecinos que más falta les hace, llámense auxiliares, enfermeros, médicos...

La primavera está en llamar a las personas mayores, preguntarles cómo están y acercarles la compra o ese medicamento que le hace falta y por no salir de casa hace unos días que no se lo está tomando.

La vamos a encontrar cuando miremos el sol y el cielo azul después de pasar una tormenta, en la flor que tímidamente está saliendo de una maceta de tu casa y como este año tienes tanto tiempo, parece que la estás viendo más bella que otro año. También la encontraremos en la mesa cuando cualquier tema de conversación sea compartido con los tuyos. 

Yo voy a hacer que hoy huela en casa a primavera, encenderé con desarreglo una pastilla de carbón, la pondré en el incensario y echaré una porción de incienso y mientras ese olor impregne la casa pensaré que esta cuarentena nos hará mejores personas y todas las dudas que tengo de cuanto y cómo nos influirá este episodio se quedarán demorados para otro momento.

viernes, 20 de marzo de 2020

ÉL ES ARAHAL

Foto: Juan Carlos López.



Él es Arahal, es primavera y es invierno, es frío y calor, es latilla de cisco de las mujeres que iban a la fábrica de aceitunas, es hábito de penitencia, es bullicio en la Plaza Vieja, es mujer vestida de luto, es señal de la cruz, es oscuridad de un cuarto y luz amable de una azotea, es azulejo de los patios, es el Señor del infortunio, de los barrios, de los niños y de los abuelos, de los ojos llorosos y de la sonrisa en la cara, de los que piden y de los que nada esperan y es el amor de los padres que enseñan a sus hijos dónde está su casa. Él es viernes por la tarde, es final de una semana y comienzo de otra nueva.

Es desventura y osadía, es ilusión de una madre, es muralla y fortaleza, es quien escucha tus plegarias, es ayer, hoy y mañana, es el Dios de los gozosos y de los que tenemos hambre de Fe. Él es quien nos protege y al que acudimos cuando algo falla. 
¿En cuántas casas, hoy viernes te rezan? Hoy no gozaremos de Tu presencia, no daremos esos pasos aprendidos de tantos años, pero permanecerás en nuestros ruegos: hoy más que nunca.

EL QUE NOS ABRIGARÁ EL CORAZÓN

  Hace unos días paseando pensaba en lo diferente que son estos días a los de otros años. La felicidad que se siente, en estas fechas previa...