
La tagarnina (scolymus hispánicus) o cardillo, como se conoce en otros lugares, es una planta herbácea anual que crece a ras del suelo y tiene forma de roseta, perteneciente a la familia de las “asteraceae”, de hojas comestibles, congénere de los cardillos pero con las anteras, pencas de color marrón, que crece en estado silvestre, aunque también podemos encontrarlas de cultivo.

La recolección de la tagarnina es bastante sencilla, basta proveerse de un buen saco, un escardillo pequeño, unos guantes para evitar las espinas de las pencas al pelarlas y lanzarte al campo a buscarlas en los barbechos, linderos y terrenos incultos. Localizado un buen rodal, empezamos a arrancar las tagarninas con el escardillo, procurando no dañar las pencas hasta hacer un buen montón, después procedemos a pelarlas arrastrando los dedos sobre las pencas para desprender las hojas y las espinas y, por último, se lavan en algún arroyo o fuente cercana con el fin de desprender los restos de tierra adherida a los tronchos.

Este es uno de los platos más consumidos en estas fechas, las tagarninas con huevos acompañados con unas buenas rodajas de pan.

Al igual que este puchero, plato que hemos visto más de uno cuando éramos pequeños en las casas de nuestras abuelas.
Es tiempo de tagarninas y como decía la canción de Carlos Cano:
"Espárragos, caracoles, tagarninas de la Sierra.
Espárragos, caracoles, tagarninas de la Sierra.
Manojitos, los niños venden por las carreteras.
Manojitos, los niños venden por las carreteras"