Paul Seignac. |
Cuando ya hacen acto de presencia las bajas temperaturas y nos adentramos en un largo y gélido invierno. Me pongo a recordar nuestra infancia y la diferencia tan grande que hay con la infancia de nuestros hijos. ¡Es todo tan distinto!
Son muchos cambios, la mayoría de las veces, todos esos cambios para mejor. Pero se están perdiendo tantas costumbres y todas ellas tan sanas.
Las tardes de invierno eran mágicas, con muy pocos recursos, pero asombrosas. Nos dedicábamos a jugar y lo hacíamos en un "soberao", en un "corralón", en los corrales o en la calle. Todo era cuestión de imaginación, pues creábamos juegos de todo tipo y nos bastaba una vara en la mano, un puñado de piedras, un viejo libro, un mueble roto, un carro abandonado en la cuadra, una soga, un turco, una pelota o una gastada muñeca.
Hacíamos un "intermedio" para la merienda y eso si que era merendar. El olor del café recién hecho, que llegaba de las casas y esa voz que se oía a lo lejos, anunciando que era hora de comer. Una tostada con aceite y azúcar, pan con mantequilla o si había suerte pan con chocolate. Salíamos corriendo con esa delicia entre las manos y ¡a seguir jugando!
No estábamos presos por ir a clases de inglés, por ir a la escuela de fútbol, por ir a las clases de música o por jugar una "partidita" en esos terribles "cacharros" que cada vez más, hace que los niños se vuelvan ariscos, intratables e insaciables.
La infancia que nos tocó vivir era diferente, tuvimos menos formación, menos clases, menos medios, pero éramos más libres y afortunados, porque lo poco que había era bien aprovechado.
6 comentarios:
Cuanto me agrada que haya personas que recuerden la infancia como lo haces tu.
Eramos más pobres pero más felices.
cuanto me acuerdo de la infancia, una infanacia alegre y feliz
Fali has dicho toda la verdad, porque cuando yo era pequeño eso es lo que había mucha miseria y te doy toda la razón
SI QE ES VERDAD PERO SE ESTABA MEJOR QE AHORA LOS YA NO SABEN JUGAR NI LE GUSTAN NUESTROS JUEGOS.
Tu relato es sinceramente conmovedor y apasionante porque derrocha y despliega un increíble sentimiento de añoranza y nostalgia de décadas pretéritas que aunque parezcan muy lejanas en el tiempo permanecen muy próximas en nuestra memoria.
Aunque ahora todo llegue a sobrar,y antes el obrero,(sobre todo el del campo),y en general a todo el obrero en general,a la boca de ellos el pan le costase llegar y cuando a su casa, este escasamente llegaba a llegar.Ellos,(en su infancia),sus hijos,y nosotros,que aquella España,en blanco y negro,llegamos a vivir,aunque fuera de refillon,Aunque en mi casa nada falto,por lo que mi padre,siempre conto,para mi la infancia de antes mas creatiba resulto,que en la que ahora vemos todos,de nuestros hijos enganchados al televisor y al microordenador.
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