LOS QUE LLORARÁN

Es la cuaresma la que despierta los más escondidos sentimientos de muchas personas. La que me recuerda que otro año más, los avatares de la vida, harán que muchos llorarán no hacerse presentes en la fiesta de la Pascua. Que evocarán sus sentimientos más profundos. Que soñarán con ver la suave mecida de un palio y el racheo de los pies cansados del costalero. Que se perderán los sonidos de las puertas de la iglesia, cuando se abren para darle paso al cortejo, el sonido del palermo, poniendo orden en el acompañamiento, el eco del llamador en el paso, la voz del capataz, el son de los tambores, el soniquete del saetero, el chirrido de la cera, el alboroto de los niños y el murmullo de la gente cuando vienen de vuelta, llenas de pasión y embeleso. Y entonces cuando se haga de nuevo el silencio y todo deje de suceder, les quedará el consuelo que al menos la brisa que llega de lejos, les traerá un soplo de incienso.