jueves, 29 de septiembre de 2016

QUE NO ME ROBEN MI OTOÑO



Cada cosa en su sitio, cada mes diferente y cada estación en su medida. Para mi, cada estación del año tiene su encanto,  y me gusta encajar en cada una de ellas y atrapar el carácter de las cuatro. Lo que no quiero es que me roben mi otoño. Dicen en el mundo de la literatura que el otoño representa la madurez y puede que sea verdad, porque el otoño lo veo sensato, sabio y acogedor. 
Es un despertar al orden en nuestras vidas, después de vivir un disparatado verano, donde nuestras agendas y horarios  se alteran. Llega el entretiempo con sus hábitos recién estrenados, con ese despertar fresco de la mañana, ese viento de poniente que se levanta anunciando la tan esperada lluvia, esas tardes que cada vez más se acortan, esa tranquilidad en sus noches. El cambio de ropa en los armarios, los libros recién estrenados de los escolares, esperando que sean forrados, el chaleco, la mantita sobre las piernas por las noches, el hábito tan sano en la cocina de sopas y caldos calientes, el inicio de muchas tareas que se quedaron aparcadas por culpa del estío, la plácida somnolencia que da escuchar la lluvia sobre los cristales de una ventana o el caño de agua que sale de las canales de los tejados. Todo esto es para mi, vivir en estas fechas, por eso, no quiero que me roben mi otoño,   

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