![]() |
Foto: Fali Lobato Arahal |
Coquetear con el sitio que te vio nacer, no es una torpeza, es una obligación. Esa conjunción entre esas casas señoriales y esas casas corrientes donde se han vividos bonitas historias para ser contadas de abuelos a nietos y que esos nietos cuando sean mayores se encarguen de contarlas a sus descendientes. Notables diferencias entre esas dos clases de viviendas, pero que tienen una similitud entre ellas innegable, sus patios más grandes o más pequeños, pero todos llenos de encanto y con la misma esencia de esos claveles reventones, azucenas, jazmines y damas de noche que se penetran en tus sentidos para no olvidarlas jamás. Esos pozos tan engalanados y situados en en centro del patio rodeado de mazetas y mimado por las manos de los criados y esos pozos arrinconados y respetados aún teniendo sólo un pobre brocal para adornarlos. La vida de un pueblo es saber la diferencia entre un pobre y un rico y a la vez saber conjugar la convivencia entre vecinos. El respaldo que se encuentra en ocasiones difíciles y la esencia de lo cercano en las fiestas, todo eso hace que por mucho que crezca esta localidad, siga teniendo la esencia de pueblo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario