El juego de la piola es colectivo. Un jugador afianzando los pies en el suelo flexiona su cintura hasta que su columna vertebral queda horizontal. El resto de los jugadores en el primer salto dicen “piola” y apoyando las palmas de sus manos en la espalda del que está agachado, abre las piernas y salta sobre él.
Es una pieza a la que le tengo mucho cariño, tiene una gran belleza y transmite alegría cuando te acercas a ver a estos niños con esas caras de pillos.El autor de estos niños es José Luis Mayo Lebrija. Nacido en la ciudad de Toledo 1941 que a partir de 1950 empieza a vivir en Madrid, llamado desde la infancia a reproducir la realidad y sus inquietudes a través de una materia más bien pobre que es el barro y en él encontró el modo plástico para expresar su arte. Son inconfundibles sus piezas y una vez que llegas a conocer su obra eres incapaz de olvidar su trabajo tan bien conseguido
El juego de la piola es colectivo. Un jugador afianzando los pies en el suelo flexiona su cintura hasta que su columna vertebral queda horizontal. El resto de los jugadores en el primer salto dicen “piola” y apoyando las palmas de sus manos en la espalda del que está agachado, abre las piernas y salta sobre él.
Es una pieza a la que le tengo mucho cariño, tiene una gran belleza y transmite alegría cuando te acercas a ver a estos niños con esas caras de pillos.El autor de estos niños es José Luis Mayo Lebrija. Nacido en la ciudad de Toledo 1941 que a partir de 1950 empieza a vivir en Madrid, llamado desde la infancia a reproducir la realidad y sus inquietudes a través de una materia más bien pobre que es el barro y en él encontró el modo plástico para expresar su arte. Son inconfundibles sus piezas y una vez que llegas a conocer su obra eres incapaz de olvidar su trabajo tan bien conseguido
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