¡Pamplinas, figurasiones
que se inventan los chavales!
Después, la vida se impone...
¡Tanto tienes, tanto vales!
Por eso yo, al enterarme
que llevas un mes casá,
no dije que iba a matarte,
sino que me daba iguá.
Mas, como es rico tu dueño,
te vendo esta profesía:
Tú, cada noche, entre sueños,
soñarás que me querías.
Y recordarás la tarde
que tu boca me besó
y te llamarás cobarde
como te llamo yo...
Y verás, sueña que sueña,
que me morí siendo chico
y se llevó una sigüeña
mi corazón en er pico.
Pensarás: "¡No es sierto nada!
¡Yo sé que lo que estoy soñando!"
Pero, allá, a la madrugada,
te despertarás llorando
por el que no es tu marío,
ni tu novio, ni tu amante
sino el que más t´ha querío...
¡Con eso tengo bastante!
(R. de León y A. Quintero)
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