jueves, 26 de diciembre de 2019

AHORA ES HOY, MAÑANA ES TARDE



¡Ea, ya han pasado las primeras! Ahora la Nochevieja, Año Nuevo y los Reyes…
Esa es una de las frases más oídas los últimos días. Es el mes de diciembre, el que desde que se estrena viene colmado de celebraciones. Un mes, donde los buenos propósitos están muy presentes,  pero según vayan caducando los días, esas intenciones perderán fuerzas y todo quedará en unas cuantas palabras y un saco de engañosas excusas. 

Tenemos nuestras casas llenas de comida para dar y regalar, de bebidas para brindar en exceso,  de regalos que servirán para alegrar a nuestra familia, de luces y adornos para decorar la casa… 

Todo desaparecerá como una ráfaga fría de invierno y no quedará nada. Todo pasará como un soplo, seguiremos con nuestra rutina y será entonces, donde tendremos que analizar qué rastro hemos dejado en estas fiestas.
Yo sé que nos sobra voluntad, ¡pero nos cuesta tanto!
Seguro que si en estas navidades hubiésemos hecho algo bueno por alguien, en las próximas intentaríamos repetir o mejorar. Seguro que si hubiésemos llenado de alegría la soledad de muchos, tendríamos el corazón lleno de gozo. Seguro que si nos hubiésemos planteado reunir a ese grupo de amigos que tanto tiempo hace que no los ves, recordarías estas Navidades con un cariño especial.


Lo material está siempre, pero las personas no. Nadie es inmortal ni tampoco sabe nadie,  el día que le tocará abandonar este mundo. Por eso, todavía estamos a tiempo para que el dulzor que deja el turrón estos días no se amargue por la falta de buenos gestos.  

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