martes, 5 de julio de 2011

ENCUENTRO

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Me tropecé contigo en primavera,
una tarde de sol delgada y fina,
y fuiste en mi espalda enredadera
y en mi cintura, lazo y serpentina.

me diste la blandura de tu cera
y yo te dí la sal de mi salina.
Y navegamos juntos, sin bandera,
por el mar de la rosa y de la espina.

Y después, a morir, a ser dos ríos
sin adelfas, oscuros y vacíos,
para la boca torpe de la gente...

Y por detrás, dos lunas, dos espadas,
dos cinturas, dos bocas enlazadas
y dos arcos de amor de un mismo puente.
(Rafael de León)

1 comentario:

Paquita Pedros dijo...

Muy hermoso poema corazon
un beso

EL QUE NOS ABRIGARÁ EL CORAZÓN

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