...Y JESÚS VINO A VERNOS.

Es una cálida noche muy cercana a la tal ansiada primavera. Jesús Nazareno sale a la calle para hacer su Vía Crucis. Su recorrido no tiene nada que ver con el recorrido que hace en su estación de penitencia. ¡Pero me ha gustado tanto!. Yo no voy buscando la belleza de las calles, ni el lucimiento en cualquier esquina. Yo iba buscando el recogimiento, el rezo, la reflexión y he tenido eso y más. ¡Sí! digo más porque mientras Jesús nazareno pasaba por esas calles, he visto vida y necesidad de El. Se han mezclado, el olor del incienso con el olor de las casas con sus puertas de par en par, ese olor a cena, a brasero, a gente. Se ha mezclado la riqueza de su túnica, sus guardabrisas, sus ángeles, con las miserias de nuestras vidas. Personas enfermas, mayores esperándole con los brazos abiertos y sentados en una silla junta a la puerta de sus casas, aprovechando hasta el último momento para levantarse y recibir de pie a nuestro padre que ha pasado y nos ha dejado la fe que tanto nos hace falta.