Todos duermen salvo alguna copla perdida que anda sonámbula por entre los rescoldos de la candela. Hace frío y los pinares son un presagio oscuro que envuelven las cercanías. Lejos, muy lejos, sin que nadie lo sepa, alguien en las alturas se encarga de encender los candiles del alba. La luz tomará cuerpo con la lentitud propia de las cosas del cielo. Parece que la Creación renueva otra vez el milagro de aquel rito ancestral en que el Supremo Hacedor sacó la luz de la nada.
Cuando Dios hizo la luz
la marisma amanecía
y cuando soñó una madre
naciste Tú, Madre mía.
Con aureola remota comienzan a dibujarse y a santificarse los perfiles del nuevo día. Todo es imprevisible por los sigilos, por los silencios que rodean la ceremonia de tal alumbramiento.
Tiene andares de furtivo
el resplandor de la aurora
y el campo abierto es motivo
de llegar siempre a su hora.
Esa es la luz del Rocío
que pregona en las mañana
y me deja el cuerpo frío
con silencios de diana.
Parece blanca primero
azul y rosa más tarde;
cuando se vaya el lucero
será candela que arde.
(Texto: Aurelio Verde, música: J.M. Moya)
foto: Jorge Tellez
5 comentarios:
Muy hermosa entrada bellos colores de la aurora
un beso cielo
como siempre me vuelves a dar en el corazóncito
Fali,mi amiga,precioso como todo lo que escribes.Gracias por ser mi amiga.Besos de luz para ti y los que amas.
Ni el mejor pintor podría emular estos colores tan perfectos. Hermosos texto
Un abrazo
Dicen que una imagen vale más que mil palabra, pero déjenme que lo dude. Estas palabras que has elegido para describir la víspera almonteña, conforman las líneas de la magia de esta fiesta. Cada uno de nosotros al leerlas ha construido su propia imagen, habrá tantas imágenes como lectores.
Una foto es solo una, por muy bella que sea.
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